Rotundo nombre el de Camparañón, el campo de endrinas o de arañones, uno de los pueblos que integran el municipio de Golmayo. Situado en el centro de la provincia de Soria, a 15 km de capital y una altitud de 1.085 m, a los pies de la Sierra de San Marcos y los Altos del Zorraquín, que lo cierran hacia el norte. Surca el término el río Mazos, afluente del Duero, de régimen torrencial con curso interrumpido. Muchas gracias a la Asociación Puente de los Tres Ojos por el artículo.
El origen
El origen del pueblo hay que establecerlo en el contexto de las repoblaciones efectuadas tras la reconquista durante el siglo XII, pasando a formar parte de la Tierra de Soria. La fundación se realizó al abrigo de una calzada romana secundaria que daría salida a los poblados de la zona hacia la Vía XXVII que unía Caesaraugusta (Zaragoza) y Asturica (Astorga). Vinculado a esta calzada secundaria se encontraría el célebre Puente de los Tres Ojos, puente romano de tres arcos que habría sufrido una reconstrucción posterior a partir de los materiales originales. Sin embargo, encontramos asentamientos anteriores de época celtíbera en el cerro Carranalón, un castro fechado en el siglo III a. C., y en el paraje de El Gamonar, en el que existió un pequeño asentamientos o aldea dedicado a la explotación agrícola.
Como curiosidad, hay que señalar que del término de Camparañón procede un interesante hallazgo de bronce del siglo IV d. C.; una falera romana con un busto de mujer con tres collares, de las que se utilizaban para adornar los arneses de los caballos. Esta pieza se encuentra expuesta permanentemente en el Museo Numantino de Soria.
En el actual término existieron otros asentamientos de origen bajomedieval, coetáneos a Camparañón, de los que se recuerda su nombre y localización. Éstos son los lugares de Fuenteazán, Ribamillanos y Ambroz. Su despoblación se produjo en el siglo XV favorecida por la nobleza local, que se apropiaba de su jurisdicción, aunque Fuenteazán pervivió como granja habitada hasta el siglo XIX.
Naturaleza e historia
En lo referente a su patrimonio religioso y arquitectónico, destaca la iglesia parroquial de San Bartolomé, con airosa espadaña de sillares perfectamente encuadrados. Fue construida a finales del siglo XVIII sobre la primitiva iglesia románica de la que se conserva la pila bautismal, decorada con arquillos labrados y que están rematados superiormente con una greca de dientes de sierra. Del caserío original, mantiene alguna vivienda tradicional con la característica chimenea cónica de la casa serrana.
En nuestro recorrido no puede faltar su magnífico encinar, situado al norte de la población en la falda del Alto del Tormo. Con una extensión de 100 Ha., este bosque de encina acoge alguno de los ejemplares más longevos y elevados de la provincia de Soria. Además, posee un grupo de encinas incluido dentro del “Catálogo de especímenes vegetales de singular relevancia de Castilla y León”.