¡Hoy recorremos la capital: Soria sobre ruedas! Usando un símil podríamos decir que, accesiblemente, Soria es como una fruta madura, fantástica por el centro, pero en cuanto te alejas hacia las afueras…
Soria sobre ruedas empieza en Mariano Granados
Empezaremos desde el corazón de la ciudad, desde la plaza de Mariano Granados. Casi recién remodelada, desde la reforma que la hizo peatonal no ofrece ningún obstáculo. En ella tenemos la Oficina de Turismo, relativamente nueva también, no tiene escalones y encontramos incluso un mostrador rebajado en altura para usuarios de sillas de ruedas y aparatos similares.
Alameda de Cervantes
Desde aquí nos dirigimos hacia La Dehesa, oficialmente llamada Alameda de Cervantes, sita en el mismo lugar. Se trata del jardín de todos los sorianos por excelencia, con sus amables ardillas a las que puedes alimentar, su fauna autóctona, cientos de especies vegetales de muy diferentes partes del mundo, el Árbol de la Música, la Rosaleda, una gran pradera, fuentes… La mayoría del suelo en las partes de paseo está asfaltado y salvo algún pequeño socavón o irregularidades causadas por las raíces de los árboles tampoco nos ofrece grandes problemas. Cierto es que no todas las puertas están accesibles, pero unos metros más arriba o unos metros más abajo encontraremos alguna que nos sirva para nuestro propósito.
Añadir que dentro del parque encontramos la ermita de la Soledad con pequeños escalones que dificultan una posible visita. Si lo que queremos es tomar algo o comer, encontraremos en el centro El Kiosko y en la parte alta el restaurante Alto de la Dehesa a los que podremos entrar estupendamente.
El Rincón de Bécquer
Retomamos Soria sobre ruedas si salimos por la parte sur tenemos la iglesia de San Francisco de Asís, superviviente de un monasterio hoy en ruinas, cuya planta es de nave única y su altar mayor alberga un interesante retablo del siglo XVI procedente de la iglesia de San Nicolás; vía libre para entrar, toda su entrada está cubierta por una amplia rampa de madera. Detrás de este edificio encontramos el Rincón de Bécquer, no hay ni un escalón y el firme es ideal.
Espolón
Hacia la parte norte del parque tenemos el Paseo del Espolón, al igual que Mariano Granados, desde que es únicamente peatonal nos ofrece buen pavimento y escasos obstáculos.
Es en esta zona del centro donde se ubica el Museo Numantino. Posee una rampa a cada lado de la puerta y un ascensor para subir a las plantas superiores. La puerta se abre hacia la parte de los escalones quedando muy poco espacio para la silla junto a los peldaños, por lo demás el interior del edificio está preparado para que todos podamos disfrutar de lo que alberga en su interior.
El Collado
Dejamos el Espolón y nos adentramos en el Collado, la calle principal y más transitada por los lugareños. Desde su inicio hace bajada hasta la Plaza Mayor y podremos transitar con total libertad.
Plaza Mayor
No sucede así al llegar a esta donde nos esperan el Ayuntamiento y el Palacio de la Audiencia; hemos de decir que aquí el suelo deja mucho que desear con un empedrado desigual y tosco que puede hacer volcar una silla.
Además, hay escalones que han intentado ser salvados con unas rampas superpuestas de madera muy poco útiles y con demasiada inclinación. Ya que estamos aquí, damos una vuelta por esta bonita zona; hemos de decir que al edificio del Ayuntamiento nos informan que se puede entrar por un lateral (no lo hemos comprobado) nos hemos quedado viendo la gran escalinata de la fachada principal, no sucede igual con el Palacio de la Audiencia y la iglesia de la Mayor, ambas construcciones perfectamente accesibles por sus puertas principales.
Románico
Pero si lo que nos apetece ver es románico del bueno vamos, de ese que en Soria abunda y no defrauda a la vista, no podemos dejar de visitar San Juan de Rabanera, Santo Domingo y las ruinas de San Nicolás. Vamos hacer el chequeo de Soria sobre ruedas sobre estos monumentos.
IGLESIA DE SAN JUAN DE RABANERA
Al primero de ellos podemos acceder desde el Collado por la Plaza de San Esteban con un pavimento bueno, hay un poquito de cuesta pero soportable. La entrada nos ofrece un pequeñísimo escalón, será necesario un caballito para salvarlo, no es muy grave pero el desnivel ahí está. De todas formas, merece la pena ir para contemplar su bonito pórtico procedente de la iglesia de San Nicolás y dar una vuelta a su alrededor para disfrutar de sus elementos arquitectónicos.
SANTO DOMINGO
Seguimos con nuestra ruta y ponemos rumbo en dirección opuesta, atravesamos el Collado y comienza el calvario para subir hasta Santo Domingo, referente por antonomasia del románico de la capital. Aviso para navegantes: nos salimos del puro centro de Soria y comienzan las dificultades: mal empedrado, alcantarillas trampa, gruesos bordillos, ausencia de rebajes y una pronunciada cuesta arriba nos desafían, por no hablar de la insolidaria y vergonzosa manía que le ha entrado al Consistorio de renovar el firme de muchos lugares como la Plaza del Vergel con infumables adoquines que nos hacen preguntarnos si vamos hacia adelante con esto de la accesibilidad o vamos como los cangrejos…
Finalmente, con casi sangre, mucho sudor y lágrimas, llegamos. Este pedazo monumento empieza con un patio con dos escalones, pero no hay problema, una rampa por un lateral nos salva la papeleta.
La grandilocuencia de semejante fachada nos invita a mirar constantemente hacia arriba pero ¡ojo! el adoquinado nos devuelve a la realidad y más a la realidad nos devuelven ese par de peldaños que nos esperan en la puerta.
RUINAS DE SAN NICOLÁS
La última iglesia de las tres citadas tiene fácil acceso desde el Collado por la Calle Real (es cuesta abajo), se encuentra en estado de ruina y suele estar clausurada excepto cuando se realizan espectáculos y otras actividades.
Concatedral de San Pedro
Ahora nos dirigimos hacia el Duero y sus encantos no sin antes pasar por la Concatedral de San Pedro. Ya sabéis, nos alejamos más aún del centro con lo cual los rebajes en las aceras, entre otras cosas, son muy caros de ver. En la puerta hay una pequeña rampa pero con incómodos sobresaltos a lo que hay que añadir que la estructura de madera de la puerta forma un escalón. No os preocupéis, en la parte lateral del edificio hay una entrada adaptada, aunque el suelo para llegar hasta allí es malísimo con un empedrado de grandes cantos. Para poder entrar por aquí hay que pedirlo y es necesario pagar, pero el precioso claustro románico que nos da la bienvenida hace que se nos pase el disgustillo. En el interior de la construcción hay rampas para salvar algunos desniveles.
Arcos de San Juan de Duero
Por fin es hora de llegar hasta el río y el entorno que tanto inspiró a importantes personajes como Gustavo Adolfo Bécquer o Gerardo Diego y que mucho antes atrajo la atención de los maestros templarios, la Orden de los Hospitalarios e incluso de un célebre ermitaño llamado Saturio. Empezamos nuestro recorrido por el Monasterio y los originales Arcos de San Juan de Duero (lugar de pago). Hay una rampa que nos lleva hasta la puerta y justo donde termina la rampa un incoherente escalón. Con ayuda lo pasamos y después de otra pequeña rampa el espectacular claustro con su mezcla de estilos nos saluda; lo podemos recorrer por un suelo de hierba y tierra bastante compacta; donde no podremos penetrar es en la iglesia.
Paseo de San Polo
Seguimos Soria sobre ruedas, después de este descubrimiento queremos conocer la famosa ermita de San Saturio, patrón de la capital. Cruzamos la carretera N-234 y llegamos hasta San Polo, finca privada hoy en día y que fue un monasterio de la Orden del Temple que guardaba el acceso a la ciudad. Nos llama la atención el paseo de vegetación y el pequeño pasadizo (abierto en el s.XVI) que tendremos que atravesar para seguir nuestro camino. Hasta llegar al templo del santo eremita hay un generoso trayecto a orillas del Duero, primero de baldosas y luego de asfalto, pero que nos regala un relajante paseo con alguna subida y bajada que otra.
San Saturio
Seguimos nuestro Soria sobre ruedas, alcanzamos nuestro destino según empieza también finaliza nuestra visita ya que sólo para llegar hasta las rejas de la entrada al lugar hay que salvar un tramo de aproximadamente una docena de escalones y ya en el interior y en la capilla se suceden los peldaños por doquier. Está inaccesible de todo punto y es que, allá por el siglo VI, San Saturio eligió una cueva para instalarse enclavada en un paraje de belleza sin igual, pero de escarpadas rocas.
Con la tristeza de que todavía no podamos visitar el lugar, pero con la esperanza de que se le ponga una pronta solución, volvemos a recorrer de vuelta ese agradable trayecto y paramos en el bar Soto Playa perfectamente preparado para la vida moderna.
Mirador de los Cuatro Vientos
Llega a su fin nuestro viaje por esta ciudad que viera nacer a Alfonso VIII y lo hacemos desde un lugar con unas vistas espectaculares, el Mirador de Cuatro Vientos y la ermita del Mirón. Esta última tiene un escalón, aunque suele estar cerrada al público.
El entorno está perfectamente adaptado y desde el citado mirador obtendremos una bella panorámica de Soria desde las alturas.
Desde allí alcanzarás a ver el río Duero, San Saturio, los restos de la muralla y toda la naturaleza que rodea esta urbe que, no sin dificultades, pero merece la pena visitar y es que como dice la canción… “¡Soria qué linda eres!”. Aquí terminamos nuestro Soria sobre ruedas.
Gracias a nuestros amigos del periódico soriano El Día de Soria por las fotos a nuestra compañera.